jueves, 24 de enero de 2008

Orgullo

"El hombre no se vuelve egoísta, sino que se limita a buscar la plenitud de su peculiaridad."
- (Carl G. Jung, El Yo y el Inconsciente, 1936)

La represión social del individualismo (y sus formas superlativas: narcisismo y egolatría) parece inevitable en la medida en que la naturaleza acentúa, en nosotros y en los demás animales, la preponderancia de la especie sobre el individuo. Sin embargo, cuando esta represión sale de una persona, es insincera e hipócrita: intervienen factores como la envidia, la interpretación de una pseudo-moral, etc.

La manifestación de nuestra personalidad -el ejercicio del conjunto de tendencias anímicas de nuestro ser-, al parecer no sólo es permitida por la Vida (o al menos posible): es promovida por ésta mediante algo que algunos llaman instinto de diferenciación o individuación. Otros hablan de un Dios que nos otorgó un libre albedrío.

"Autoestima" es un bonito eufemismo de "orgullo" para describir la dosis permitida de las consecuencias de estos instintos, pero domesticados... Voluntad colectiva de mutuo opacamiento, manera efectiva en que mimetizan su mediocridad.

No hay comentarios: