viernes, 18 de enero de 2008

Consciencia

Cuando falla o está ausente la congruencia en nuestros actos y pensamientos, comenzamos a depender patológicamente de los juicios de terceros. Insoportable vaivén de ansiadas benevolencias que no pueden saborearse completas sin recelo. Insoportable y patético circo de orgullos heridos y heridas sensibilidades.


Falla nuestra congruencia y la fe en nosotros mismos, e insensatos esperamos esta fe de terceros.

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