lunes, 22 de diciembre de 2008

Las aguas del Leteo - II

A veces olvidamos que Adán y Eva fueron los únicos seres humanos que alguna vez pisaron el Edén (de la misma forma en haber sido los únicos en carecer de ombligo). Cualquier memoria que tengamos del Paraíso y el posterior destierro es ilusoria o acaso genética, heredada de manera análoga o consustancial al pecado original.

Si alguna vez habremos de volver a él, desterrados por milenios, tal recuerdo (de existir) es pálido en comparación... Desenterrados y devueltos al Edén, ¿serían innecesarios los recuerdos o el olvido?

(Especie de continuación de Las aguas del Leteo)

sábado, 13 de diciembre de 2008

Tenemos... - IV

Tenemos tiempo más que suficiente para ser nosotros mismos que tenemos derecho a otra cosa... Además, ya nos conocemos bien o al menos lo suficiente para hacer con ello lo que queramos, incluso olvidar. Pero es tan entretenido eso del "conócete a ti mismo" que en sí mismo es otra razón para volver a empezar.

En lo que empezó como un juego que jamás ha dejado de serlo, los jugadores se convirtieron en árbitros y en jueces que pretenden ser tomados en serio. No se saben todavía en el juego y por esto perdieron el placer de jugar: el placer de un juez es otro.

martes, 2 de diciembre de 2008

La timidez

La timidez se da por un instinto de conservación que toma posesión de nos, que se vuelve en nuestra contra en la imposibilidad de estar en completa posesión de nosotros mismos y nuestras facultades en un momento cualquiera.

El alcohol y otras sustancias son medicinales hasta cierto punto, nos liberan de la necesidad de justificarnos y del juicio de los demás (más allá del hecho obvio para ellos de estar embriagados). Tenemos derecho a luchar contra lo que sea que nos ate con todos los medios que estén a nuestro alcance, medios cuya eficacia (quizás nula, ilusoria, tardía, etc.) nadie puede establecer por nosotros mismos.

Deshacerse de las ataduras y al mismo tiempo perder nuestras facultades y hasta el sentido: a veces es necesario... Tenemos derecho a experimentar de manera temporal la ausencia de esas ataduras y a la risa liberadora que asusta a otros por desconocida. Únicamente libres somos verdaderamente nosotros mismos, y existen grados de esta libertad...

Por pura incomprensión, quienes creen que nos quieren algo se convierten en verdugos sin saberlo, guardianes de un tiempo para quienes no existe el tiempo, coleccionistas de recuerdos para los momentos en que hemos perdido temporalmente nuestras facultades (que algunos llegamos verdaderamente a conocer cuando se (re)descubren) y nos "socorren" en el intento de rearmarnos con pedazos de lo que alguna vez fuímos y nuestro recuerdo rechaza (más no a ellos, si comprendemos sus gestos en el fondo benévolos pero inútiles).

Engorroso es aprender a lidiar con nosotros mismos y nuestros inconscientes carceleros al mismo tiempo.