Muchas cosas nos distraen
y desconocemos en qué medida puedan sernos próximas o ajenas
exóticas o familiares.
Regresamos a casa extrañados.
Nuestra vida transcurre entre nubes
dispersos.
No es una huida de nosotros mismos, ni -a estas alturas- el injustificable pudor frente a una soledad que conocemos bien.
Al contrario: muchas veces la escrutación sincera nos ha dejado estupefactos
y a veces con las manos vacías.
Nada nos llena, lo hemos agotado.
y desconocemos en qué medida puedan sernos próximas o ajenas
exóticas o familiares.
Regresamos a casa extrañados.
Nuestra vida transcurre entre nubes
dispersos.
No es una huida de nosotros mismos, ni -a estas alturas- el injustificable pudor frente a una soledad que conocemos bien.
Al contrario: muchas veces la escrutación sincera nos ha dejado estupefactos
y a veces con las manos vacías.
Nada nos llena, lo hemos agotado.
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