Tenemos tiempo más que suficiente para ser nosotros mismos que tenemos derecho a otra cosa... Además, ya nos conocemos bien o al menos lo suficiente para hacer con ello lo que queramos, incluso olvidar. Pero es tan entretenido eso del "conócete a ti mismo" que en sí mismo es otra razón para volver a empezar.
En lo que empezó como un juego que jamás ha dejado de serlo, los jugadores se convirtieron en árbitros y en jueces que pretenden ser tomados en serio. No se saben todavía en el juego y por esto perdieron el placer de jugar: el placer de un juez es otro.
En lo que empezó como un juego que jamás ha dejado de serlo, los jugadores se convirtieron en árbitros y en jueces que pretenden ser tomados en serio. No se saben todavía en el juego y por esto perdieron el placer de jugar: el placer de un juez es otro.
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