miércoles, 23 de abril de 2008

El lobo estepario - II

A Teresa Bunbury-Simmons-Rose-Cobain.

Ver El lobo estepario.

El ser humano parece ser el único animal que se vale del mimetismo en la interacción con otros de su misma especie. Entiéndase por mimetismo el uso selectivo de una envoltura o disfraz conveniente que puede cambiar según las circunstancias. Esto para no confundirlo con la manera en que heredamos las costumbres de nuestro grupo o tribu y que otorgan a cada individuo la ventaja de una forma de vivir que otros ya se encargaron de demostrar que es eficaz, o al menos posible... Es un principio de economía biológica en que los ensayos y tanteos son un desperdicio, o un peligro dependiendo de las circunstancias. Otorgan la ventaja del número cuando ciertas costumbres (gestos, muletillas, gustos, manera de vestir) se han asociado ya a ciertos tipos de actitudes.

El mimetismo surge del contraste inevitable entre formas de ser distintas, cada cual con sus exigencias propias y sus recompensas. El mimetismo es un truco, un imperativo de adaptación que bien puede valer para la caza y/o defensa y reproducción. Ciertas leyes no pierden vigencia en la selva de concreto.

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El lobo estepario puede exhibir alternativamente piel de lobo o cordero independientemente del estado anímico que encarne en el momento. A veces es realmente lobo y a veces es realmente cordero, a veces sin proponérselo. Un peligro para sí mismo cuando, a veces, siendo cordero con disfraz de cordero, se expone ante el "verdugo" depredador transmutado por la potencial "víctima" en bienhechor.



"Un libro sólo para lobos":

No siendo exclusivamente nada (y sin que realmente importe el nombre de pila), es éso: un "lobo estepario" en honor a su "descubridor": el primero en darle un nombre...

Consciente de todas las contradicciones que padece, y que otros perciben, experimenta la verdadera soledad cuando está entre aquellos con quienes cree que toda explicación sería contraproducente (o en vano, en el mejor de los casos). Su inocencia (que ha perdido) constituyen puntos de luz que se deben a toda costa conservar en un Universo asimétrico donde abunda la oscuridad. Con el tiempo se pierde incluso el anhelo de su retorno, espejismo transmutado en la esperanza de su posibilidad en otra vida. Por esto el lobo estepario es un error de la naturaleza: seres torpes que de manera tardía deciden aprender a caminar.

Es inevitable la "afectación" mientras dura el aprendizaje. Como síntoma social, esta "afectación" provoca desconfianza y esta reacción es perfectamente natural, pues delata un retraso respecto a la situación colectiva, o algo raro, estúpido o peligroso. Este egoísmo social tiene asimismo una causa biológica: se puede prescindir de cualquiera; y es tan natural, que suele pasar desapercibido para la mayoría.

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No es lícito lamentarse si en vida llegaran a experimentar la muy extraña alegría de reconocer o encontrarse con otros de su especie. Es entonces cuando más efectivas que las palabras son las onomatopeyas y el silencio y éste no es ya una falta.

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