Creamos no sólo a dios, también al diablo, y (algunos) lamentamos la imposibilidad de vender nuestras almas, a pesar de lo estúpido de añadir a su leyenda que tal acto implicaba la eternidad en un infierno.
A veces intuímos la existencia de algo que parece guiarnos en un camino que llamamos espiritual, algo que a veces sabemos agradecer, aunque en el fondo sea la cosa más estúpida que pueda haber. Si existe el alma y es eterna, tiene tanto derecho como el Creador a hacer lo que da la gana, a entretenerse como quiera y sin pagar por nada. Si el "dios" de Abraham nos hubiera hecho ángeles, de todas maneras habríamos caído.
Antes era más bonito creer. Un lamento por la muerte de Diónisos, Shiva, Baco... si existieron alguna vez, o por aquellos tiempos en que se creía que existían.